sábado, 6 de octubre de 2012

La verdadera cara del terrorismo contra Cuba

Miguel Fernández Martínez

    A 36 años del criminal sabotaje contra una aeronave de Cubana de Aviación en pleno vuelo, donde murieron 73 personas, Cuba conmemora el Día de las Víctimas del Terrorismo, y rinde homenaje póstumo a todos los caídos en esta guerra sucia.
   La memoria de los tres mil 478 cubanos asesinados, y los dos mil 99 que sufrieron heridas a manos del terror en estos 53 años, está presente en las nuevas generaciones de cubanos que persisten en defender el proceso democrático elegido por la mayoría de los isleños.
   La historia del terrorismo contra Cuba recoge una larga lista de nombres, donde destacaron muy temprano Allan Dulles, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante la administración Eisenhower, uno de los primeros organizadores de planes desestabilizadores contra la naciente Revolución caribeña.
   Otros importantes protagonistas de esta cruzada criminal contra la Isla fueron Richard Bisell, subdirector de planes de la CIA, al frente de las operaciones clandestinas; Theodore Shackley, el general Edgard G. Lansdale, jefe de la siniestra Operación Mangosta.
   A este mismo grupo pertenecían el doctor Joseph Scheider, químico de la CIA, experto en preparación de venenos de alto poder destinados a cometer asesinatos políticos, y Frank Sturgis y James Noel, agentes de la CIA que proyectaron asesinar al comandante Fidel Castro desde las oficinas de la Embajada norteamericana en La Habana.
     También descollaron terroristas como el mayor Robert Van Hort, agregado militar de la Embajada norteamericana en La Habana,  quien preparó planes de atentados contra el líder de la Revolución entre 1959 y 1960 y Louis Hebert, jefe del área
Centroamérica y el Caribe de la CIA, planificador de acciones criminales contra Cuba en los años sesenta.
   Piezas claves en los planes por subvertir el orden y la paz en Cuba fueron Gerry Patrick Hemming, organizador de diversos atentados contra Fidel en Chile en noviembre de 1971 y David Atlee Phillips, agente de la CIA a cargo de la Operación Peter Pan, destinada a generar terror en la población cubana.
    La mafia cerró filas junto a la CIA en sus planes anticubanos, utilizando a Jhonny Roselli, capo con grandes intereses en los casinos de juego de Las Vegas; Salvatore “Sam” Giancanna, gánster con gran poder en Chicago y Santo Trafficante, jefe de los grupos mafiosos radicados en Cuba hasta 1958, también formaron parte de este ejército de criminales diseñado en las siniestras oficinas en Langley.
   En Miami, la CIA encontró tierra fértil para contratar criminales de origen cubano de la talla de Manuel Artime, Manuel Antonio (Tony) Varona, vinculado a grupos mafiosos en planes de asesinato contra el Jefe de la Revolución; pasando por Eduardo Arocena, pistolero a sueldo de narcotraficantes, líder del grupo terrorista Omega-7, inculpado por intentar asesinar al embajador cubano ante la ONU Raúl Roa Kourí, del asesinato del diplomático cubano Félix García en New York y del emigrado Eulalio Negrín en Nueva Jersey.
   Arocena, actualmente en prisión cumpliendo tres cadenas perpetuas, fue acusado de atentar con bombas contra la aerolínea Trans World en el aeropuerto John F. Kennedy, contra el Lincoln Center y la Embajada soviética ante la ONU entre muchos lugares siniestrados y que actualmente cumple cadena perpetua por su largo historial terrorista contra Cuba desde los Estados Unidos.
   Otros apátridas que se destacaron en estas lides fueron Antonio Veciana, Juan José Peruyero,  esbirro de la policía batistiana, que se convirtió en uno de los criminales más activos de Miami, Pedro Remón Rodríguez, que participó en innumerables planes de atentados contra Fidel Castro y uno de los asesinos de Eulalio José Negrín Santos, emigrado cubano que defendía un cambio en las relaciones entre la emigración, y del diplomático cubano acreditado ante la ONU Félix García Rodríguez en 1980.
     Terroristas radicados en Miami de larga data son  los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampol, estrechamente vinculados a Luis Posada Carriles y cultivadores del terror a fuerza de bombazos en las zonas de Miami, Nueva York y Nueva Jersey; Gaspar Eugenio Jiménez Escobedo, desertor de la Revolución, convertido en uno de los más peligrosos asesinos a sueldo de la CIA.
Se mencionan también Santiago Álvarez Fernández, mecenas de Posada Carriles; Félix Rodríguez Mendigutía, conocido como el “Gato Félix”, mercenario de la Brigada 2506 que fue derrotada en Playa Girón, ex oficial de la CIA, involucrado en el asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara en Bolivia.
    Se unen a esta lista el terrorista radial Armando Pérez Roura, quien goza de todo el apoyo de los políticos republicanos en las altas esferas del poder de Estados Unidos, y Enrique Encinosa, exmayordomo radial de Pérez Roura, exmiembro de la agrupación terrorista Abdala, devenido apologista del terrorismo contra Cuba,
   Está José Basulto, ex mercenario de Playa Girón, vinculado a diferentes organizaciones contrarrevolucionarias y líder del Movimiento Hermanos al Rescate, máximo responsable del derribo de las dos avionetas que violaron el espacio aéreo cubano en 1996.
   Otras figuras importantes de este sindicato criminal son Ramón Saúl Sánchez, el actual cabecilla del movimiento Democracia, reconocido pistolero vinculado al desaparecido Frente de Liberación Nacional de Cuba (FLNC) y uno de los autores materiales del asesinato del emigrado Ramón Donéstevez, quien estaba a favor de mejores relaciones entre la emigración y las autoridades de la Isla.
   Se incluyen además Tony Calatayud Rivera, deshonesto farmacéutico y connotado terrorista, responsable de un atentado dinamitero contra la Embajada de Cuba en Paris, e involucrado en el asesinato de Sergio Pérez Castillo, diplomático cubano acreditado en Montreal.
   Terroristas declarado y confeso fue Orlando Bosh, uno de los que contribuyó con los desmanes que cometieron los bandidos que asolaron las montañas del Escambray en los años 60, y quien junto al asesino Luis Posada Carriles organizó el vil sabotaje contra una aeronave cubana hace hoy 36 años.
   Este homenaje se convierte en un espacio de denuncia por el doble rasero de Washington en materia de terrorismo, al incluir  groseramente a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, cuando ha sido por décadas, una de la principales víctimas de la voracidad imperial que no acepta que se construya una sociedad bajo un modelo socialista a solo 90 millas de sus costas.

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